Martes. Los muchachos cerca de las nueve de la mañana, se dirigen a la sala de procesos en donde, desde hace algún tiempo, desarrollan el Proyecto San Isidro Labrador. Los acompañan Armando, uno de los monitores y Karina, la terapeuta; pronto se suma Aldo que además de monitor es avezado fotógrafo.
El grupo avanza por el amplio camino, al llegar a la Granjita se enfrentan también a las instalaciones del Proyecto San Isidro Labrador pues se miran frente a frente; un contenedor pintado verde oscuro con marcos color café. El sol ha asomado hace un rato sobre la cordillera. En cuanto los chicos entran, se distribuyen en torno a las mesas. De inmediato Armando reparte a cada uno las prendas con las que se cubren el pelo, nariz y boca, ropa y manos. Cada uno recibe un plato de acero inoxidable y bolsas de papel confeccionadas con el objeto de envasar la hierba aromática y, una vez llenas, Matías se encarga de cerrarlas con un precinto dorado. Todo indica que están muy compenetrados de su trabajo.
Las notas musicales que despide el celular envuelven la sala y amenizan la tarea, mientras Aldo busca la mejor toma y dispara el obturador, los chicos llenan una bolsa tras otra con el fin de alcanzar el objetivo propuesto: cien y, ojalá, más. Las imágenes de Aldo lo atestiguan.
Algo más debe guardar este recinto. Y no hay equivoco. Aldo explica lo que se guarda al otro lado de la puerta, en las bodegas: tambores con variedades de té, más bolsas, cajas negras diseñadas para embalar el producto final, en fin. Un mundo.
En una esquina, la secadora eléctrica usada en épocas frías, que en tres horas puede deshidratar una buena cantidad de hierbas. Y en verano, a la orilla del campo, la deshidratadora solar cuyas cortinas de malla negra parecen pañuelos al viento. A la izquierda, dos largas hileras de lavanda y dos de plantas de cedrón que Pedro se encarga de cosechar con maestría y que surten el Taller de Infusiones que en manos de los entrenados chicos del Hogar Sagrado Corazón, quedan listas para ser obsequiadas y que resulta una apreciada y sabrosa muestra de agradecimiento.